¿Qué es la iluminación hoy?

Mente inteligente diseño humano Suele pasar que cuando uno empieza a buscar la iluminación no sabe realmente que es lo que busca. Sabe que hay algo que no sabe y quiere saber, por eso busca. Si entendemos la iluminación como búsqueda del entendimiento acerca de uno mismo, y de la existencia en sí, tenemos que ser conscientes de que la iluminación que podemos experimentar hoy en día no es la misma a la que podían llegar nuestros antepasados siglos atrás. Tenemos que entender que ser humano es ser consciencia en la forma, y a medida que la forma evoluciona, la consciencia se expande también.

Inicialmente la consciencia existía en la forma de manera indiferenciada, todo era uno por lo cual todo era, sin más. Los humanos, aunque disponían de formas físicas separadas, no procesaban su diferencia a nivel individual, existían como parte de la totalidad pero sin sentirse diferentes ni separados de ella, y en esto no tenían elección.

Cuando surgió la mente, la consciencia quedó limitada a los confines de un cuerpo físico separado de otros muchos cuerpos que filtraban la realidad cada uno de una manera diferente a todos los demás, dando lugar a una gran variedad de perspectivas aisladas difíciles de conciliar. Junto con la ilusión de ser un "yo" separado del resto de la existencia emergió la posibilidad de comparar y cuestionar. Es como los aspectos de la consciencia empezaron a experimentarse a sí mismos en términos de la dualidad. Surgió "esto" y "aquello", la ausencia de caos se perdió y emergió el mundo que todos conocemos, en el que las diferencias originan fricción y una lucha de poder.

Desde la ignorancia, mi verdad contra la tuya no es otra cosa que una tendencia inconsciente de reestablecer la unidad mediante la eliminación de todo lo que es diferente.

La búsqueda de la iluminación surgió como un contrapunto al dolor producido por la ignorancia, e inicialmente no fue otra cosa que un intento de escapar de aquella realidad tan caótica y llena de sufrimiento que parecía ser fruto de un error cósmico. Al no poder encontrarle explicación ni sentido al dolor, se buscaba la solución en el volver al pasado, al estado de la unidad de la consciencia indiferenciada de la que todos guardamos memoria.

En las tradiciones orientales se consideraba que la mente era un estorbo y fuente de sufrimiento, así que en vez de desarrollarla, había quien se encerraba en monasterios y dedicaba la vida entera a la meditación para poder liberarse de esa ilusión en la que pensaba que vivía innecesariamente atrapado. En aquel momento este era el único refugio posible, y en esto no había elección.

Curiosamente, tanto la ignorancia como la búsqueda de la iluminación emergieron a la par como fruto de la mente, ambas forman parte de la dualidad y representan dos extremos polarizados de la misma cosa. En consecuencia, tanto quién pensaba que experimentaba la iluminación como quién vivía en la ignorancia, irónicamente seguía indefensamente atrapado en el mismo juego de la dualidad.

El tiempo pasaba, y la evolución siguió su curso. La mente en vez de desvanecerse ha ido desplegando su potencial impulsando el desarrollo de la consciencia tanto a nivel individual como a nivel colectivo. Nos vimos obligados a encontrar y perfeccionar formas para organizarnos como sociedad.

Pasamos por épocas en las que la organización se imponía a través de autoridades externas como las religiones, los gobernantes y todo tipo de estructuras, con escasa consideración por el potencial individual. Solo recientemente, y muy poco a poco, en algunas sociedades hemos empezado a apreciar el valor de la diversidad actualizando las leyes con el fin de establecer un marco de convivencia cada vez más inclusivo, respetuoso y capaz de ofrecer la igualdad de derechos y oportunidades para sus múltiples componentes individuales. Empezamos a darnos cuenta de que las diferencias tienen su lugar de ser y deben sumar para que la totalidad pueda ser algo mayor que la suma de sus partes, de manera que estamos a punto de experimentar el siguiente paso evolutivo en el plano de la consciencia.

El gran cambio al que nos estamos acercando consiste en la capacidad de funcionar simultáneamente como un individuo diferenciado y parte de la totalidad de manera orgánica, sin necesidad de imposición ni obediencia forzada por parte de ninguna autoridad externa.

La nueva forma de consciencia que está emergiendo consiste en la capacidad individual de acceder a su propia autoridad interna como un mecanismo perfectamente sincronizado con la inteligencia de la totalidad. De esta manera todo lo que hago acorde a mi naturaleza lo hago también en beneficio del todo. Viviendo mi diferencia es como realizo la función para la que fui diseñado, y no lo hago desde la mente, sino es algo que me ocurre, lo experimento de manera orgánica. Es cuando la mente por fin puede ocupar el lugar que le corresponde siendo una valiosa herramienta de conceptualización, comunicación y cohesión social. En consecuencia, también una nueva forma de iluminación es posible.

Se trata de entender cuáles son las reglas del juego hasta poder ver que desde el principio el propósito de nuestra existencia ha sido presenciar como la conciencia se acopla a la forma aprendiendo a operar de una manera que permita alcanzar el estado de homeostasis que solo es posible cuando todas las células de un organismo se dedican a desempeñar la función que les corresponde acorde a su diferenciación genética, a la vez que son coordinadas por la inteligencia de la totalidad del organismo del que forman parte.

Este es el estado de consciencia posible para nosotros hoy en día: soy consciente de ser una célula diferenciada que a la vez es consciente de formar parte de un organismo mayor. Si cumplo la función que me fue asignada por la vida misma, este organismo va a cuidar de mí por lo cual no hay nada que tenga que cambiar, nada que buscar ni temer, solo algo que ser.

Cuando vives acorde a tu diseño, y tomas decisiones acorde a tu estrategia y autoridad, te alineas con una forma de vivir sin resistencias. Esto es así porque aprendes a trasladar la responsabilidad de tomar decisiones de tu mente a ese mecanismo interno incorporado del que tu cuerpo dispone. Cuando compruebas por ti mismo que puedes confiar en él, te relajas y entonces surge la posibilidad de experimentar una verdadera transcendencia:

Si todo este mecanismo con el que me identificaba tanto, pensando que era yo, ahora está operando perfectamente por sí solo sin mi interferencia… ¿quién soy yo en realidad?

La espiritualidad no es ajena a la vida, ni existe fuera del cuerpo, ni se alcanza renunciando a la mente. En el momento en que comprendes cómo funciona todo esto y eres capaz de soltar la ilusión del control, relajarte en la indefensión, sentarte en el asiento de atrás y simplemente observar cómo tu personaje es capaz de navegar por la película de tu vida sin esfuerzo, transciendes la ignorancia y entonces, la iluminación simplemente deja de preocuparte...

"Una vez que das el paso atrás como pasajero, esa cosa con la que te identificabas, que tomabas tan a personal, no es "tu” por más tiempo. Es solo la manera en que el vehículo expresa su naturaleza, es algo incorporado. Entonces puedes sentarte tranquilamente como pasajero y observar qué es esta presencia holística, observarla. No puedes tomártelo a personal, es solo un constructo, un disfraz." Ra Uru Hu


Klaudia Bajorek | Compartir en 

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